sábado, 24 de julio de 2010

LA CRÍTICA

Toy Story 3 ****

Juguetes a otro nivel

Si “Toy Story 2” comenzaba con las aventuras virtuales de Buzz Lightyear en su lucha contra la amenaza del malvado emperador Zurg, con referencia a “El Imperio contraataca” final, “Toy Story 3” lo hace llevando el universo propio de estos juguetes a otro nivel. Lo que comienza siendo un western en toda regla con el sheriff Woody y el Sr. Patata como enemigos a bordo de un tren acaba convirtiéndose en una de ciencia-ficción con un Rex agrandado para su particular deleite y el cerdo Hamm usando los monos rojos como una plaga que devora todo a su paso.

En esta segunda secuela todo está a otro nivel. Si la anterior era pura simpatía animada y poco más, y nunca a la altura de la original, esta vez se han tomado el producto de una manera menos infantil. Y es que en quince años mucho ha llovido, y sin John Lasseter tras la cámara, Lee Unkrich ha realizado un producto más acorde con la seriedad de los últimos trabajos de Pixar, pero sin olvidar como siempre que estamos ante una película que deben disfrutar también los más pequeños.


“Toy Story 3” aprovecha el universo creativo de las dos anteriores y lo expande, le hace alcanzar cotas de originalidad hasta ahora nunca vistas en la saga. Incluso se permite el lujo de justificar la ausencia de algunos personajes, como si de actores de verdad con problemas de contrato se tratara. Y lo más importante, pone el broche de oro a una historia que comenzaba con la amenaza que un nuevo juguete representa para el protagonista, amo absoluto de la infancia de Andy, y acaba con este teniendo que tomar la difícil decisión de avanzar y alcanzar la madurez sin sus queridos muñecos. Una historia que continúa y acaba de una manera tan lógica y sentimental que puede hacer que el espectador suelte la lágrima en su tramo final –reconozco que estuve a punto de hacerlo-.


Lo que hay en medio es puro entretenimiento y, por qué no decirlo, cine con mayúsculas, el tipo de cine al que Pixar ya nos tiene acostumbrados. En un claro homenaje a “La gran evasión” y otros filmes de fuga que se precien, nuestros protagonistas tendrán que escapar de una guardería convertida en una pesadilla por el oso Lotso Abracitos, carismático villano de aspecto externo angelical pero mente retorcida. Geniales momentos de humor –el Sr. Patata convertido por fin en un tubérculo con extremidades y ojos, el Buzz flamenco- y originalidad –el papel del mono que todo lo ve y ese Ken bien cargado de modelitos y reticente a considerarse un juguete para niñas- rellenan esta imprescindible tercera entrega a la altura de la primera, y que esperemos sea el punto y final a una trilogía de animación célebre, que no necesita continuidad más allá del estupendo desenlace que le han dado.

A favor: el estupendo final para una trilogía
En contra: sigo sin soportar el personaje de Jessie

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