sábado, 1 de octubre de 2011

La película del mes: Pulp Fiction

Un punto de inflexión en el cine independiente

El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos. Bendito sea aquel pastor que, en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los débiles del Valle de la Oscuridad. Porque es el autentico guardián de su hermano y el descubridor de los niños perdidos. ¡Y os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquéllos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos! ¡Y tú sabrás que mi nombre es Yahvé, cuando caiga mi venganza sobre ti!
(Samuel L. Jackson)




Hace un tiempo debatía con un amigo los estilos cinematográficos predominantes en cada una de las décadas. Desde el cine clásico de los 40 y 50, hasta el actual dominado por la era digital, pasando por el cine sucio, violento y electrizante de los 80 y el televisivo y político de los 70, todos eran fácilmente encasillables. Pero la gran duda surgió acerca de la década de los 90, un periodo que dio grandes títulos para el celuloide, pero al que no encontrábamos otro adjetivo que académico. Hasta que se me ocurrió destacar el auge del cine independiente, de directores como Tom DiCillo, John Waters, Gus Van Sant, Jim Jarmusch, Kevin Smith, los hermanos Coen o Spike Lee. Y, cómo no, Quentin Tarantino.


Y de todos los filmes independientes de la última década del siglo XX, hubo uno en particular que sirvió como punto de inflexión. Por fin una cinta de bajo presupuesto tenía el look de una gran producción, conseguía los mejores premios –hasta colarse en las favoritas a los Oscar- y arrasaba en taquilla. Y fue la confirmación de Tarantino como creador de historias y autor de ingeniosos guiones.


“Pulp Fiction” logró en el momento de su estreno críticas más entusiastas que negativas, aunque algunos no soportaron su violencia oral y gráfica –aunque no hay mucha más allá de un poco de sangre; el resto no se muestra explícitamente, y componen más bien situaciones violentas, como el chute de adrenalina directo al corazón, que planos violentos en sí- . Fue vitoreada en Cannes, donde recibió una polémica Palma de Oro, gracias a un Clint Eastwood, presidente del jurado, que la defendió a capa y espada; ganó un BAFTA para Samuel L. Jackson como secundario y otro al guión de Tarantino y Roger Avary; cuatro Independent Spirit Awards al director, película, actor principal –L. Jackson- y guión; el Globo de Oro y finalmente el Oscar al libreto escrito a cuatro manos entre ambos cineastas. Y además de su más de medio centenar de galardones cosechó unas cifras en taquilla que ascendían a los 213M$ mundiales, cuando su presupuesto fue solamente de 8M$, si bien su aspecto es el de una película de 25M$. Ya en su primer fin de semana igualaba sus costes, y el efecto premio y el boca-oreja hicieron el resto.


Fue la primera vez que una propuesta independiente conseguía tal aceptación a nivel mundial, y 17 años después de su estreno sigue siendo considerada una obra de culto, un referente en su década y la película más representativa en la carrera de su creador, si bien después pariría otras grandes obras maestras.


Varias películas en una

La historia de la concepción de “Pulp Fiction” se inició en 1989, cuando Tarantino y Avary escribían dos guiones que debían suponer el debut como director del primero. Se trataba de “Amor a quemarropa” y “Asesinos natos”, dos proyectos extremadamente violentos a los que nadie hizo caso en su momento. Frustrados ante la imposibilidad de encontrar aliados con los que sacar adelante sus ideas, se les ocurrió realizar un homenaje al cine negro, una antología compuesta de tres historias cortas, dirigida cada una por un realizador diferente, dos de ellos, por supuesto, las propias cabezas pensantes que habían tramado semejante plan. La idea común entre las tres historias giraría en torno a las revistas pulp, novelas policíacas editadas en muy baja calidad, en edición de bolsillo, utilizadas para ser leídas y tiradas a continuación. El título original del proyecto sería “The Black Mask”, en referencia a una de las más famosas de este estilo. Esta idea sería el germen de lo que posteriormente conocimos como “Four Rooms”, pero también de su debut como director, la alabada “Reservoir Dogs”. El fragmento ideado por Tarantino consistía en un atraco en el cual todo salía mal, y con esto y millón y medio de dólares, y la ayuda de Avary, se metió al público y la crítica en el bolsillo con su ópera prima. 


Aparcado “The Black Mask”, en 1992, en plena promoción europea de “Reservoir Dogs”, Tristar compró los derechos del proyecto, que ni siquiera estaba escrito, porque veían futuro al joven director. Además, ahora sí se interesaron por los dos guiones que desarrolló anteriormente, que acabaron siendo llevados a la gran pantalla por Tony Scott en el 93 y por Oliver Stone en el 94. La experiencia europea le sirvió para aclarar sus ideas, además de meter algunas referencias culturales en el guión –véase la conversación tras los créditos iniciales acerca de la Big Mac francesa o el uso abusivo de la mahonesa, por ejemplo-, y entonces se le ocurrió no hacer tres historias independientes con tres cineastas distintos, sino una sola película con tres historias conectadas entre sí, pero que siguieran siendo tres relatos independientes en uno. Tres películas por el precio de una, por así decirlo. 


Con todo, Tarantino acabaría el guión de la rebautizada como “Pulp Fiction”, en honor a las mismas revistas a las que trataba de homenajear en “The Black Mask”, y cuya explicación abre la película, a finales de 1993, momento en que la Tristar se arrepiente de haberse hecho con los derechos del guión y los vende a la recién constituida factoría de los hermanos Weinstein, Miramax. Ésta acababa de ser comprada por Disney y tenía total libertad en el circuito independiente, por lo que “Pulp Fiction” sería su primer lanzamiento internacional. Irónicamente, la Disney lanzaba al mercado un producto no precisamente familiar. Una nueva compañía también entró en el ajo: la Jersey Films, propiedad de Danny De Vito, que figura como productor ejecutivo, y gracias al cual llegaron a los 8M$, una cifra baja para el sistema hollywoodiense. Y para acabar, Lawrence Bender, quien también produjo “Reservoir Dogs”.


Es destacable el problema que surgió con Roger Avary. Habían colaborado en “Amor a quemarropa” y “Reservoir Dogs”, pero la autoría del guión definitivo de “Pulp Fiction” no está del todo clara hoy en día. En los créditos, como ocurre en la filmografía de Tarantino, aparece “escrito y dirigido por Quentin Tarantino”, si bien en un crédito aparte aparece Avary como co-autor. Visto así, podría ser que inventaran juntos la historia, pero que el guión fuera escrito finalmente por Tarantino. No obstante, ya se ha comentado anteriormente que el proyecto común era “The Black Mask”, y que en este concepto se basó Tarantino. La autoría no está del todo clara, pues se dice que Avary concibió la segunda historia, “El reloj de oro”, y que Tarantino cogió varios aspectos de esta para insertarlos en el guión final. Sea como fuere, en lo que sí coinciden ambos es en que Tarantino le compró la autoría del guión por 27.000 dólares, y que Avary aceptó por problemas económicos y con la condición de aparecer en los créditos y participar en los beneficios. Y, pese a todo, ambos figuran como autores actualmente, y fueron juntos a recoger todos los galardones, incluido el Oscar.


En la mente de Tarantino

Recuerdo que en una entrevista a ese gran crítico de cine llamado Jaume Figueras le pedían que mencionase un ejemplo de una mala historia bien contada, a lo que él respondió, sin pestañear, “Kill Bill”. Analizándolo profundamente, estoy en parte de acuerdo y en parte en contra de su opinión. Estoy en contra porque, si profundizáramos en más de una joya del séptimo arte, veríamos que estamos ante historias más bien pobres, pero que gracias a su ingenioso guión, a méritos técnicos y artísticos, y sobre todo a la forma de contarlas, salvan el escollo y se erigen como piezas de culto. En ese sentido, no creo que “Kill Bill” sea una mala historia, o muchas otras caerían con ella. En lo que sí coincido es en la segunda parte de la afirmación.


Y es que sea cual sea la historia que nos ofrezca Tarantino, todas tienen en común la soberbia manera en que están contadas, tanto desde el guión como desde la sala de montaje. Ya habíamos sido testigos de ello en “Reservoid Dogs”, donde se diseminaba hasta el imposible un robo del cual no sabemos todo hasta que el director decide contárnoslo, mediante flashbacks que dosifican la información en pantalla. Esta forma de concebir la narración alcanza su punto más álgido en “Pulp Fiction”, narrando tres historias cruzadas entre sí pero desordenadas en el tiempo, de manera que el orden en que están montadas ayuda a generar suspense y aumenta el atractivo de la cinta. Tenemos dos matones que van en buscan de un maletín de contenido misterioso, posesión de cuatro chavales a los que harán una visita y matarán de paso; un incidente con un supuesto bache y un arma que acaba con la tapicería del coche llena de sesos y sangre y una situación urgente en casa de un amigo cuya mujer sucumbirá a un estado nervioso extremo si no se deshacen de todo antes de que vuelva del trabajo; un boxeador que se salta su papel en el ring y apuesta para sí mismo, convirtiéndose en el más buscado por un mafioso, dueño del misterioso maletín, y al que no podrá eludir cuando vuelva a casa a buscar el reloj de oro legado por su padre, acabando ambos en un episodio de sodomía inesperado; y el matón del comienzo, contratado por el mafioso para cuidar de su mujer y sacarla a pasear, hasta que todo se complica y ella acaba chutándose una dosis letal de heroína por la nariz. Un lío monumental que podrán encontrar cronológicamente ordenado en esta web. Yo no me atrevería a hacerlo.


Y si otro elemento común son sus punzantes diálogos, no lo son menos las incontables referencias cinematográficas que usa en sus filmes. Porque si algo se nota en su cine es una cinefilia desbordante, que incluso usa en los rodajes para ejemplificar a los actores lo que quiere de una escena. Así lo hizo con Travolta y Uma Thurman en la famosa escena del baile. Ella no sabía si estaría a la altura de un bailarín experto como Travolta, así que Tarantino les puso un fragmento de “Banda aparte”, de Godard –éste se convertiría en el nombre de su productora-, y les dijo que era eso lo que quería, un baile extravagante y sin sentido, en el cual cada uno hiciera lo que le daba la gana. Y así hicieron.


Es solamente un ejemplo de la cinefilia que corre por sus venas. En “Pulp Fiction”, además de la evidente influencia del cine negro, tenemos dosis de comedia, referencias al cine de artes marciales, al western, al cine de acción made in Hong Kong, al blackspoitation, y en general al cine duro de los 70 y 80, con Eastwood y Bronson a la cabeza. Asimismo, vemos referencias en el maletín misterioso a “El beso mortal”, de Robert Aldrich, todo un McGuffin hitchcockiano, director al que también homenajea en la secuencia en la que Butch se cruza con su coche con el mafioso Marsellus Wallace, a quien acaba de robar y que cruza la calle delante de él hasta que se percata de su presencia y se para, que recuerda mucho a la secuencia en la que Janet Leigh se cruza de manera similar con su jefe en “Psicosis”; la violación en la casa de empeños está influenciada por “Deliverance”, de John Boorman, una de las favoritas de Tarantino; o “El cazador” de Cimino, y las cintas bélicas americanas en general, con un Christopher Walken que parece parodiarse a sí mismo en el flashback de Butch. Toda esta mezcla de géneros sería explotada por separado en cada una de sus vertientes en trabajos posteriores, siendo uno de los ejes de su cinematografía. 



E incluso, todos los elementos se repiten en las mismas películas de Tarantino, como la katana que Butch usa para ajusticiar a Zed y los suyos, la misma que usaría años más tarde La Novia en “Kill Bill”; la vestimenta de Jules y Vincent, idéntica a la del escuadrón de ladrones de “Reservoir Dogs”; la forma del señor Lobo de asociar los nombres de los implicados en el incidente en casa de Bonnie con colores, como en “Reservoir Dogs”; La Bella Fuerza Cinco, la serie que protagonizaba Mia Wallece, estaba protagonizada por una china, una rubia, una negra, una francesa y ella misma, justo las características del Escuadrón Víbora Letal de “Kill Bill”;  o, directamente, la estructura narrativa dividida en capítulos y el desorden de los mismos, así como la elección de la banda sonora y las referencias.


Lo que también desprende el cine tarantiniano es experiencia personal. No sólo dosis de referencias cinematográficas, sino multitud de experiencias culturales y sociales que ayudan a conocer a su creador. Vemos comentarios acerca de la gastronomía y el modo de vida americanos –hasta se inventa marcas comerciales que engloban a otras ya conocidas, como las hamburguesas Big Kahuna o los cigarrillos Red Apple-, sus viajes al extranjero, la influencia de la música –portentosa es la selección de banda sonora, como suele ser común en sus películas, con temas con aire retro y barato, siendo uno de los más populares a raíz de su estreno el “Girl, you’ll be a woman soon” de Urge Overkill- y la televisión –se habla de episodios pilotos de series con aroma setentero-, y también en general de toda la cultura pop de los 50 y 60 que ha marcado a su realizador, como ese café ficticio con una exagerada ambientación de los 50, con camareros que hacen las veces de Marilyn Monroe o Buddy Holly –un cameo de Steve Buscemi, que ya trabajara en “Reservoir Dogs”-. Y, cómo no, la omnipresencia de las revistas pulp, pues esta película tiene en su atmósfera, ambientación y personajes, un tufo a revista “basura” que la hace aún más deliciosa.


No hay que olvidar, en lo que a universo tarantiniano se refiere, a los personajes, que en sus diálogos parecen expertos conocedores de todo aquello que ha influido en la vida de su creador. Tarantino no crea caracteres ridículos, sino auténticos profesionales que lidian día a día con su trabajo con la mayor normalidad del mundo, como esos dos matones cuyo empleo ni nos imaginamos después de oírles hablar acerca de televisión y comida mientras se dirigen al apartamento donde habitan las personas a las que van a dar el finiquito.


Recuperando viejas glorias

Otro de los factores de los que se beneficia su cine es de un cast de actores concienzudamente elegido, que interpreta con convicción sus papeles con la misma facilidad con que sus personajes se enfrentan a sus quehaceres cotidianos. Y, dada la pasión por el cine de Tarantino, en cada película trata de recuperar a alguna vieja gloria. David Carradine, Pam Grier, Kurt Russell, Rod Taylor,… son sólo algunos de los nombres que han sido llamados por el director. Pero, sin duda, el más beneficiado fue John Travolta. La estrella de “Grease” y “Fiebre del sábado noche” tuvo una irregular carrera durante los 80, protagonizando proyectos que, pese a su buena calidad, no obtuvieron el éxito esperado. Sólo casos puntuales, como “Mira quién habla”, le permitían vivir. Y ello se debía a su mal ojo para aceptar papeles en base a sus creencias religiosas, influencias por la pertenencia a la iglesia de la Cienciología, que le llevó a rechazar ser el protagonista de, entre otras, grandes éxitos como “El expreso de medianoche” o “American Gigolo”. Tarantino quería que Michael Madsen fuera Vincent Vega –no por casualidad, su personaje en “Reservoir Dogs” se llamaba Vic Vega-, pero los compromisos profesionales de este le obligaron a abandonar la película.


Convencer a Travolta de participar en un film tan duro como este no fue fácil, y Tarantino le quería a cualquier precio tras verle en “Impacto”, de Brian de Palma, una de sus favoritas, a pesar de que el estudio se negaba. El cineasta le recordó lo buen actor que había sido y su importancia para el cine, y que ese papel le devolvería la fama que merece. Sus palabras textuales fueron: "¿No recuerdas lo que Pauline Kael dijo sobre ti? ¿Y lo que Truffaut dijo sobre ti? ¿Y lo que Bertolucci dijo sobre ti? ¿Es que no sabes lo que tú significas para el cine americano? John, ¿qué es lo que has hecho?". No se equivocaba, pues desde entonces Travolta no ha parado de trabajar, y ha tenido numerosos éxitos. Si a alguien le debe dónde está ahora es a Tarantino y su película. Aún así, tuvo que volverle a asesorar un año después cuando casi rechaza otro taquillazo, la comedia negra “Cómo conquistar Hollywood”, de Barry Sonnenfeld.

Si bien tuvo claro quiénes serían esa particular pareja a lo Bonnie & Clyde que conformarían Tim Roth –también en “Reservoir Dogs”- y Amanda Plummer, o el señor Lobo que interpretaría Harvey Keitel –una especie de burla de su personaje en “La asesina”, el remake americano de “Nikita”, de Luc Besson-, escribiendo sus papeles explícitamente pensando en ellos, no lo tenía tan claro con Mia Wallace. Meg Ryan y Holly Hunter sonaron para el papel, pero finalmente sería una estrella en alza como Uma Thurman, que venía de demostrar su talento en “Las amistades peligrosas”, “Análisis final”, “Jennifer 8” o “La chica del gángster”, la elegida. Pese a ciertos reparos ante la secuencia de sobredosis o la del baile, no puso mayores objeciones. Para ella, esta interpretación sería su perdición relativa, pues fue incapaz de estar a la altura en trabajos posteriores, hasta que el propio Tarantino la recuperó para “Kill Bill”. Aún así, desde entonces no es que haya hecho gran cosa.


Otro beneficiado por el film fue, sin duda, Samuel L. Jackson, que sí supo aprovechar la fama adquirida a raíz del film para afianzar su carrera, hasta entonces plagada de papeles secundarios en “Parque Jurásico” o “Uno de los nuestros (Godfellas)”. Habrá hecho malas y buenas películas, pero sigue en la brecha. Por cierto, que el pelo tan característico que lleva fue en realidad producto de una equivocación: debía llevar una peluca afro, pero la encargada de maquillaje no sabía la diferencia y apareció también con una peluca jheri-curl. Cuando el realizador le vio con ella, visualizó a Jules al instante. Las interpretaciones de Travolta y L. Jackson fueron tan convincentes, y su química fue tal en la pantalla, que Tarantino llegó a pensar nuevas historias para ambos en futuras películas, algo que jamás llegó a ocurrir.


En el reparto tenemos también a un actor de origen afroamericano también desconocido que desde entonces no ha parado de trabajar, Ving Rhames, y uno que nunca corrió muy buena suerte en esto del cine, Eric Stoltz, cuyo mayor hito fue ser el chico protagonista de “Máscara” junto a Cher, irreconocible bajo tanto maquillaje. Además, están Rosanna Arquette como pareja de Stoltz y su hermano Alexis como el chico del baño que tirotea a Jules y Vincent, así como Maria de Medeiros como la infantil novia de Butch –es curioso que en la versión doblada al castellano, Butch le enseña a hablar portugués, justo la nacionalidad de la actriz; en la versión original le enseña español, idioma que también domina-. Y, nuevamente, un hilarante cameo del director. Cameo que, por cierto, no se ha vuelto a repetir y que, sinceramente, echo de menos, aunque le hemos visto como actor en “Desperado”, “Abierto hasta el amanecer” o la serie “Alias”, entre otros.

Pero la mayor sorpresa en el reparto viene de la mano de la mayor estrella en cartel, Bruce Willis, bordando su papel de boxeador con una enorme tranquilidad y facilidad. La pregunta es cómo los productores le consiguieron para la película, y la respuesta es que fue él mismo quien se propuso voluntario tras ser alentado por el mismo Harvey Keitel. Tarantino quedó tan satisfecho con su trabajo que volvió a trabajar con él en “Four Rooms”, y se convirtió en un actor fetiche para el amiguete del cineasta, Robert Rodriguez. Y aunque Willis y L. Jackson no compartan plano en la película, dieron sobradas muestras de química en “Jungla de Cristal: La venganza” y “El protegido”.

Unos diálogos antológicos
Más que una antología de cine negro, “Pulp Fiction” ofrecería los que posiblemente son los diálogos más antológicos de toda la carrera de Tarantino, si bien los hay, y muy buenos, en su obra posterior. Aunque no he vuelto a ver tal selección de frases ingeniosas hasta “Malditos bastardos”. El director entretiene con las conversaciones entre sus personajes, y no en vano se deleita en ellas, ofreciendo todo un recital. Por ello, he hecho una selección de frases memorables de la película, aparte del que abre este especial:


 (Jules):

-Me llamo Mulo y hablando no podrás salvar tu culo.


(Señor Lobo):

-Tranquilidad caballeros. No empecemos a chuparnos las pollas todavía.


(Lance):

-Mira, tú has sido el que ha traído una zorra moribunda a mi casa, así que tú le pones la inyección. El día que yo lleve una zorra moribunda a tu casa, se la pondré yo.


(Jimmie):

-No hace falta que me digas lo bueno que está el jodido café. Lo compro yo. Cuando Bonnie va a la compra, compra caca. Yo compro este líquido de gourmet para que al beberlo sepa a algo. Pero ¿sabes qué es lo que me preocupa? No es el café de mi cocina, no, ¡sino el negro exangüe de mi garaje!


(Jules):

-Comerle el coño a una zorra o masajearle los pies no es la misma jodida cosa. Tampoco es el mismo jodido juego. Oye, tal vez tu método de masaje no sea como el mío, pero darle un masaje en los pies a su mujer o comerle su sagrado agujero no es el mismo jodido juego, ¿comprendes? No es la misma liga, ni siquiera es el mismo deporte. Un masaje en los pies no significa un carajo.


(Marsellus Wallace):

- Estoy a mil jodidas millas de estar bien. ¿Y ahora qué? Voy a decirte lo que pasaré. Llamaré a un par de negros empapados en crack. Quiero que disequen a este colega empleando un soplete y un par de alicates. ¿Has apuntado lo que he dicho, maldito capullo? Aún no he acabado contigo, ni lo sueñes. Practicaremos el medievo con tu culo. 


(Jules):

- Oye, tal vez la rata de cloaca sepa a caviar,pero no lo sabré nunca porque no como animales asquerosos. Los cerdos duermen y buscan su comida entre la mierda. Si no saben distinguir sus excrementos, ¿cómo voy a comerlo?


(Jules a Vincent):

-Yo también me he secado las manos con la toalla y cuando he acabado no parecía una puta compresa.












NOTA: Las que no figuran se debe a que la inserción en Youtube está desactivada


El maletín de Marsellus

No podía acabar el reportaje sin hacer una mención especial al gran McGuffin de la cinta, ese misterioso maletín cuyo contenido no es revelado, algo que posteriormente usaría John Frankenheimer con acierto en “Ronin”, y una referencia a “El beso mortal” de Robert Aldrich. Sólo sabemos de él que pertenece a Marsellus Wallace, que su contenido brilla como el oro, y que quien lo abre se maravilla por lo que hay dentro. Pero ¿qué es?

 

Las teorías que circulan por la red son de lo más variadas y absurdas. Las más simples apuntan a que se trata precisamente de lingotes de oro. Sin embargo, estos no brillan tanto como para producir el resplandor que se aprecia en pantalla. Los hay que incluso aseguran que hay diamantes, unos especialmente relucientes. Pero no unos diamantes cualquiera, sino el botín que se disputaban los ladrones de “Reservoir Dogs”, lo cual hermanaría ambas cintas. Y otros teorizan sobre la presencia de plutonio, algo imposible de llevar en un mero maletín.


Sin embargo, la teoría más rocambolesca es la que dice que contiene el alma de Marsellus Wallace. Según afirman los que la defienden, el alma se puede robar mediante una perforación en la nuca de acuerdo con un tiro medieval. Eso explicaría por qué Marsellus tiene una tirita en la nuca, por qué el maletín se abre con la combinación 666 o por qué Jules y Vincent se salvan de los tiros del chico del cuarto de baño. Intervención divina, asegura Jules, posiblemente para salvar el alma de Marsellus. 



Nada más lejos de la realidad. La tirita de Marsellus no fue más que una casualidad, un incidente ajeno al rodaje por el cual Ving Rhames tuvo que ponérsela para tapar una herida. La llevase o no, Tarantino le habría filmado la nuca para que no le reconociéramos hasta el momento preciso, ese en que se cruza con Butch y éste le atropella. Una casualidad que hizo que muchos se dejaran los sesos.


Ante el dilema del maletín, Tarantino siempre responde: “El maletín contiene lo que cada uno quiera”. Es decir, un enigma abierto que el director no se aventura, inteligentemente por su parte, en desvelar. 


Lo que sí que no es casualidad es el arma que Butch encuentra en su apartamento antes de matar a Vincent en el baño, el cual por cierto está leyendo una revista pulp. La pregunta de muchos es cómo un asesino profesional comete tal descuido si espera a su víctima. La respuesta es que el arma no es de Vincent, sino de Marsellus, que acababa de salir a por café. De hecho, no es tampoco casualidad que cuando Butch sale con vida del apartamento se cruce con Marsellus a poca distancia, y que este lleve cafés en las manos. Un juego de sucesos azarosos que permiten que Butch acabe con vida y “haciendo las paces” con su perseguidor tras la escena sodomita. 


Pero esto es “Pulp Fiction”, un cóctel imposible y muy bien contado de hechos fortuitos –o divinos según Jules-, de personajes al límite y habituados a ese tipo de vida, de historias relacionadas entre sí, diálogos míticos, y sobre todo mucho amor por el cine y por la cultura pop y pulp de cuyo aire se nutre. La carrera de Tarantino la conocemos de sobra, y muchos la seguimos con especial expectación. Aunque habrá quienes odien su prepotencia, su soberbia, el creerse un dios del cine capaz de todo. Lo peor de Tarantino no es que crea que es bueno, sino que realmente lo es. Pero ésa ya es otra historia.


4 comentarios:

Ronnie83 dijo...

Gran Reportaje, que abarca la mayoría si no es que todos los temas de la obra. Una obra maestra sin duda, que le dio la fama internacional a Quentin Tarantino. Cine Hecho por un cinéfilo. A mi, en lo personal, me fascina toda la filmografía de Tartantino, sobre todo su opera prima "Reservpir Dogs", por la manera en que narra los hechos y por la manera en que Harvey Keitel y Steve Buscemi la hacen ver tan cool.
Es la primera vez que entro a este blog y leer éste reportaje me hace querer seguirte.
saludos.

Gerardo Medina Pérez dijo...

Muchísimas gracias por seguirme y pasarte, y me alegra que te gustara la entrada. Me costaría quedarme con una cinta de Tarantino, pero reconozco que a sus trabajos posteriores les falta el empuje de guión que tuvieron Pulp Fiction y Reservoir Dogs. Quizá Jackie Brown y Malditos Bastardos sí posean un libreto a la altura. Por supuesto, esto no quiere decir que no me gusten las demás. Adoro Kill Bill, me gusta Death Proof... y espero impaciente Django Unchained. Hasta el episodio que dirigió de CSI es una maravilla. Un director que ya es mítico.

Fútbol y Lágrimas dijo...

La primera vez que vi esta película estaba muy pequeña y terminé odiandola después de ver esa sangrienta forma de narrar los hechos, esa escasa preocupación de los personajes por la vida de los demás, esos dialogos cargados de contenido sexual y sobre todo casi me muero de rabia cuando salieron los créditos y no pude saber qué contenia el bendito maletín.

Hoy, después de tantos años, al volverla a ver, debo decir que todo lo que odié al principio es lo que me hace admirarla tanto hoy y considerla una obra maestra en su máxima expresión.

Saludos!

Gerardo Medina Pérez dijo...

Lo que comentas me ha pasado con muchas pelis, pero ésta no es una de ellas. Me encantó la primera vez que la vi, y con los años he captado más matices de ella. Una absoluta joya. Muchas gracias por entrar y por tu comentario.

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