martes, 7 de febrero de 2012

LA CRÍTICA: Moneyball

Las reglas del juego
Es imposible describir con palabras lo que supone el béisbol para los americanos. La pasión que sus aficionados vierten en él es solamente superada, y por poco, por la que los fanáticos del fútbol americano demuestran ante el deporte rey de un país adicto a los grandes eventos deportivos. En España, el único referente posible es el fútbol, y aún así éste no despierta el sentimiento patrio y el fervor que el béisbol desata por aquellas tierras. Por ello, una película que gira en torno al segundo deporte más popular de todo el pueblo estadounidense lo tiene sumamente difícil para triunfar en Europa, y más concretamente en nuestro país, tan seguidor de un deporte como el fútbol del cual, aunque nos pese, no es rey.

Así, la mayor proeza de “Moneyball” es abstraerse del juego para hurgar en sus recovecos, en sus entrañas, y sacar a relucir lo que supone cualquier evento deportivo: contratos millonarios, estadísticas deportivas… En esencia, cifras. Consigue convertir el béisbol pues en algo anecdótico, al alcance de cualquier persona no entendida en el deporte, en una excusa de guión para presentar una realidad fácilmente extrapolable a cualquier otro deporte de masas.


Y no lo logra gracias a la correcta dirección de Bennett Miller, al que se le agradecería mayor riesgo visual, ni a la bien utilizada y también correcta banda sonora de Mychael Danna, y ni siquiera a la brillante interpretación del actor que mejor engulle en pantalla la comida basura, Brad Pitt, tan cómodo en su papel de mánager dispuesto a cambiar las reglas de un juego centenario donde los dinosaurios merecen la extinción para dar paso a la nueva savia. Le acompaña un buen plantel de secundarios, del que cabe destacar, mucho más que al laureado Jonah Hill, a Philip Seymour Hoffman sobre el conjunto.


No. Lo que brilla en “Moneyball” tanto como los focos de un estadio es su potente guión. Es obra de esos dos genios llamados Aaron Sorkin y Steven Zaillian el acercar al público mundial el béisbol y usarlo como pretexto para tratar una historia tan universal como la defensa de las ideas frente al poder corruptor del dinero, tan identificable con cualquier ámbito, sea deportivo o no. Es gracias a ellos que el metraje se hace ameno, aunque presente cierto bajón de ritmo durante la última hora, cuando ya abandonamos los despachos de los ejecutivos en los que se decide realmente el destino de cada partido, de cada fichaje estrella. Porque gracias a ellos tenemos una muy buena película, y no un telefilm, que es en lo que podría haberse convertido en manos de otros guionistas. Algo tan loable como la unión de matemáticas y deporte que consiguen reinventar un evento donde no siempre correr, lanzar, atrapar, batear y tener poder al bate son elementos suficientes para ser el número uno.

A favor: el guión, que consigue crear una historia universal usando el béisbol, algo que nos toca demasiado lejos, como pretexto; y, cómo no, Brad Pitt
En contra: su última media hora puede hacerse algo pesada

Valoración: ***1/2

1 comentario:

Anónimo dijo...

Concuerdo contigo en que se pensaría que una película sobre beisbol sólo triunfaría en USA porque es el país que más ama este deporte evidentemente, pero su historia va más allá de este deporte, como bien dices es sobre como enfrentarse al dinero con una buena idea, buscar el sueño pese a todo y creo que sí, gracias al magnífico guión Moneyball es que es una película grande, por eso recibió nominaciones por su estupenda historia y grandes actuaciones.

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