martes, 17 de febrero de 2015

LA CRÍTICA. El francotirador (American Sniper)

El gran héroe americano
Hay tres tipos de personas en este mundo. Algunos no quieren creer que el mal existe en este mundo y, cuando llama a su puerta, no saben defenderse a sí mismos. Son las ovejas. Luego están los predadores que hacen presa del débil, los lobos. Y por último existe un tipo de personas que viven para enfrentarse al lobo y proteger a las ovejas. Son los perros pastores. De esta manera tan simplista resumía el padre de Chris Kyle, el francotirador más letal de la historia militar estadounidense, a la raza humana. Este pensamiento caló tan hondo en el personaje a quien se dedica la última película de Clint Eastwood, que el propio Kyle  –correcto Bradley Cooper, sin más- llegaba a categorizar a quienes le rodeaban de una manera aún más simplista. Lo incomprensible para él era quedarse en casa viendo cómo las Torres Gemelas caían el 11-S. Si no luchas por tu país, eres un cobarde.

En “American Sniper”, Eastwood se deja llevar por ese espíritu simplista y sirve una cinta manipuladora y extremadamente patriótica que solamente muestra una de las dos caras de la contienda. Aquí hay unos buenos perfectamente definidos, los americanos, y unos malos malísimos, los islamistas, y cada fotograma desprende un hedor a propaganda. Es un film tremendamente localista. Sólo con la moral patriotera yanqui podría valorarse y comprenderse una propuesta como ésta.


Por el camino, además de conferir un halo de romanticismo a la figura del francotirador, de un cowboy que se ve afectado por disparar a un niño en la cabeza pero que siempre rendirá cuentas ante Dios por cada vida que ha quitado con orgullo, porque lo ha hecho por su nación, asistimos a todo un manual de tópicos imprescindibles del género bélico. Desde la violencia engendrando violencia hasta la adicción que produce la guerra, algo que Kathryn Bigelow ya retratase con mucha mayor objetividad y frialdad en la muy superior “En tierra hostil”.


Sin embargo, lo peor de “American Sniper” es que tras la cámara se encuentra un clásico del celuloide como Eastwood. Un maestro que se atrevió a cuestionar el patriotismo yanqui a través de una fotografía mítica en “Banderas de nuestros padres” para luego poner la otra mejilla, la del bando japonés, en la soberbia “Cartas desde Iwo Jima”, tratando a ambos bandos como iguales. Aquí no tenemos eso, ni siquiera se reconoce al realizador de obras míticas como “Sin Perdón” o “Mystic River” salvo por un ritmo tan pausado que puede llegar a aburrir. Lo que sí tenemos es un trabajo de encargo obra de un cineasta que ha venido a glorificar la figura del gran héroe americano desde la más absoluta cobardía.

A favor: Bradley Cooper, simplemente correcto
En contra: su falta de ritmo, su tufillo a cine patriótico, la cobardía de Eastwood tras la cámara… casi todo

Calificación *1/2

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