viernes, 21 de octubre de 2016

LA CRÍTICA. Nunca apagues la luz

Pocas luces
Extender la idea de un cortometraje a un producto de mayor duración no es tarea fácil. Es mucho más sencillo condensar y comprimir la capacidad de sorpresa e innovación en menos de treinta minutos que en más de una hora. Y es particularmente más difícil cuando el producto en cuestión pertenece al género de terror. 

No es que David F. Sandberg sea el paradigma del buen oficio cinematográfico. Sus cortos así lo demuestran. Un elemento que se repite una y otra vez para hacer entrar al espectador en materia e inquietarle, para luego asestar un golpe de efecto que le haga saltar de su butaca. Para entendernos, le falta el rodaje y la sutilidad de la que sí puede presumir su padrino, James Wan. Y dentro de sus numerosos cortos, es precisamente “Lights Out” el más inspirado, a pesar de que adolece de lo mismo que los demás de su limitada filmografía. Visto uno, vistos todos.

Si juntamos sendos elementos, el resultado no puede ser bueno. Y no lo es. En su traslación a la gran pantalla, esta “Nunca apagues la luz” se muestra incapaz de avanzar más allá de una premisa que, por si fuera poco, ya hemos visto antes. Concretamente en la filmografía de uno de los mejores cineastas del fantástico patrio, Jaume Balagueró. Sandberg se empeña en ahondar en la mitología de su monstruo, sin caer en la cuenta de que los caminos que transita ya han sido explorados con anterioridad. O quizá sí es consciente, pero el dinero llama al dinero.


Así, su debut no es más que un pastiche de lugares comunes, sustos de manual y una evidente y notable de falta de experiencia tras la cámara. Dirección tosca -consigue algún escaso momento relevante, pero ya explotado en los trailers-, actuaciones bastante discutibles -sólo Teresa Palmer se salva de la quema general-, detalles de guión que no congenian, y en resumen una falta absoluta de ingenio y planificación tras cada escena.


Pero tampoco se podía esperar mucho más vistos los antecedentes. Lo que queda a fin de cuentas es una película con muy poco ingenio y, paradójicamente, muy pocas luces, no muy alejada del sello Jason Blum. Pero en el mal sentido. Es decir, esto no es ni “Babadook” ni “Mamá”. Es lo más parecido a “Ouija” que nos podemos imaginar.

A favor: Teresa Palmer, y algún momento puntual
En contra: ya lo hemos visto antes

 Calificación *
Ni se moleste

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