lunes, 19 de diciembre de 2016

LA CRÍTICA. Rogue One: Una historia de Star Wars

Una nueva esperanza
Todo comienza con unas palabras ya implantadas con fuerza en el imaginario colectivo. Unas letras azules sobre un fondo negro que ya son historia del cine, que anuncian una historia que comenzó hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana. Pero a continuación, se produce un corte. No vemos el título que todos esperamos, ni la famosa secuencia inicial de letras amarillas que se pierden en el vacío del espacio.

Es la primera de muchas rupturas formales que propone “Rogue One: Una historia de Star Wars”, consciente de su propia independencia. Más dura, más oscura, menos cercana a todos los públicos. A partir de ahí, ni cortinillas ni la partitura de John Williams, elementos característicos de un universo que no deja de expandirse, hasta ahora en televisión, videojuegos, cómics y libros.

Porque el mundo creado por George Lucas es tan rico en historias como estrellas hay en el firmamento. Y la película de Gareth Edwards demuestra que no es necesario tirar de nostalgia impostada, de copiar el trabajo ya hecho para atrapar a las viejas y nuevas audiencias. En ese sentido, la bofetada que le da a J.J. Abrams es más que sonora.


Pero a la vez que acierta con un relato que igualmente pudo haberse narrado en cualquier otro medio, la ruptura que plantea la hace distanciarse de lo que es realmente esta saga. Y es ahí donde “El despertar de la fuerza” se erige por encima de ella. A este producto destinado a amasar millones a toda costa, idea de una factoría que todo lo fagocita y en cierto modo prostituye –ahí quedan sus clásicos animados convertidos a innecesaria imagen real-, le falta la magia ochentera que Abrams sí supo capturar. No hay carisma ni trascendencia en sus personajes protagonistas –algunos de los secundarios sí salvan la función del hastío-, ni en sus villanos, ni siquiera en su trama. La baña una sosería general que ya acompañaba a la anterior obra de su director, aquella “Godzilla” de poderosas imágenes pero de encefalograma plano.


Afortunadamente, la última hora consigue aumentar el nivel de la producción, con la mejores escenas de acción y bélicas que ha dado toda la serie de películas. Pero no consigue compensar una primera mitad carente de la emoción y de esa capacidad para perdurar en la memoria que han ido de la mano desde que Lucas nos maravillara hace casi cuarenta años. Lo que queda es un fanfiction destinado a vender tickets, que en ningún momento llega a ser una mala película, pero sí una que no consigue unir al espectador con lo que se cuenta. Un acto de rebelión hacia “Star Wars” por parte de sus responsables, pero que no conduce hacia una nueva esperanza.

A favor: su ruptura con la estructura clásica de la saga, y la poderosa segunda mitad
En contra: la sosa primera mitad, y que el acto de rebelión formal que propone no conduce a una nueva esperanza

Calificación ***
Merece la pena

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