viernes, 22 de septiembre de 2017

LA CRÍTICA. Kingsman: El Círculo de Oro

Cowboys vs gentlemen

Hay una diferencia crucial entre la escena de apertura de "Kingsman: Servicio Secreto" y la de su inevitable secuela, algo que las hace distanciarse en tan sólo unos pocos segundos. Aquí ya no tenemos unos créditos a ritmo de Dire Straits, sino algo más convencional, más arquetípico y menos inspirado. Ya no se nos ofrece una suculenta carta de presentación del despiporre que veremos durante las restantes dos horas de metraje. En su lugar, una frenética, imposible, inverosímil incluso para una propuesta de estas características y pasada de rosca escena de persecución que deja claro que esta segunda parte es más grande, más cara, más aparatosa.

Pero eso, desgraciadamente, no quiere decir que vaya a ser mejor. Y ese aperitivo sí que nos adelanta, casi de manera inconsciente, que Matthew Vaughn ha preferido ofrecer más de lo mismo, pero amplificado. Sin más. Sin ese derroche de originalidad y carisma que brotaba en cada secuencia de su predecesora. "Kingsman: El Círculo de Oro" sacrifica la parte creativa por el espectáculo, por las escenas de acción con toneladas de efectos, basadas en repetir los esquemas que tan bien funcionaron en aquella apocalíptica matanza eclesiástica que se grabó a fuego en la memoria de los espectadores. Es como si ya hubiera quemado entonces todos los cartuchos que tenía, y hay muy poco que rascar en el universo creado por Mark Millar y Dave Gibbons.


Incluso su reparto, con la salvedad de un cameo que se lleva la cinta en cada aparición, está menos entregado al desenfreno. O será por culpa de un guión con un humor y discurso menos inteligentes -por su extrema evidencia- que por aquel entonces -ese presidente de Estados Unidos que ve en los yonquis a los nuevos inmigrantes a erradicar del país-, pero no es que su abultado plantel de nuevas estrellas aporten demasiado a hacer más destacable el conjunto, en especial una Julianne Moore cuyo rol y motivaciones están lejos del hilarante trabajo de Samuel L. Jackson en la anterior.

Así se mueve esta descafeinada segunda parte, entre la repetición de la fórmula del éxito y la falta de ideas, algo impropio de un cineasta tan imaginativo como Vaughn, capaz de sacar filo a cualquier adaptación del cómic a la gran pantalla. Ésta, en comparación con el resto de su filmografía, podría ser su obra menos afortunada, pero no por ello estamos ante una mala película. Porque "Kingsman: El Círculo de Oro" sigue siendo un entretenimiento por encima de la media hollywoodiense, aunque quede como un divertimento nada memorable. Lamentablemente, el espectáculo hollywoodiense se ha impuesto sobre la creatividad british. Los cowboys han podido esta vez con los gentlemen. El mascar tabaco ha acabado con los buenos modales.



A favor: que entretiene, y un cameo que se lleva la cinta
En contra: su falta de originalidad y creatividad

Calificación **
Se deja ver

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