sábado, 16 de diciembre de 2017

LA CRÍTICA. Star Wars: Los últimos Jedi

Más allá de la Fuerza
Hay instantes cinematográficos que ya forman, de una manera cuasi inevitable, parte de la memoria colectiva, tanto de la cinéfila como de la humana en general. Leer las palabras “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…” sobreimpresas en color azul sobre un fondo negro, forma parte de esa instantánea que ha quedado grabada en la retina del espectador. Y la fanfarria tan característica de John Williams acompañando a unas letras amarillas que se pierden en el espacio profundo, componen otro de esos momentos indelebles del séptimo arte.

Star Wars es más que una saga de películas. Es todo un universo que ha crecido más allá de la mente de su creador. Es un sentimiento, prácticamente una religión de nueva era, que invade y rodea al espectador desde que aparece en pantalla el letrero de Lucasfilm hasta que acaba el último crédito. J.J. Abrams lo sabía, y aunque confundía la nostalgia con la copia, su “Despertar de la Fuerza” respiraba clasicismo, amor por el blockbuster ochentero, y tenía encanto, magia. No tenía que esforzarse demasiado por vender su producto, porque esta franquicia tiene vida propia.


Pero eso no era suficiente. Lo más frustrante de aquel episodio VII era que se veía incapaz de extender el universo más allá. Y vaya si se puede. “Los últimos Jedi” viene a demostrar que todavía quedan muchas más historias que contar, que hay vida más allá de la Fuerza. Sí, no es una película perfecta, sigue teniendo momentos salidos de tono –alguna trama secundaria que no lleva a ninguna parte, algún villano de postín, cierto personaje mal presentado en la anterior que sigue arrastrando en esta, algún chiste sin demasiada gracia que resta seriedad a fragmentos de enorme trascendencia-, pero en general deja un regusto a nuevo.


Y he aquí el mayor riesgo del film dirigido con brío por Rian Johnson. “Los últimos Jedi” es un salto al vacío, una aventura que podrá indignar a los fans más cerrados de mente por su osadía, por pervertir algunos de los postulados más sagrados de la saga, por ofrecer momentos de auténtico asombro que podrían ser tildados por algunos de herejía o ridiculez. Es una cinta que se desmarca de todo lo visto hasta ahora en la serie de películas, pero sin dejar de pertenecer al mundo creado por George Lucas. Porque por mucho que se distancie de ella, al final lo que queda es esa nueva esperanza de que todos podemos iniciar nuestra nueva rebelión, de que todos podemos estar llamados a ser algo más de lo que somos, de que no somos unos Don Nadie. Nos invita a mirar a las estrellas, a soñar. He ahí la magia de Star Wars.

A favor: lo bien que sabe desmarcarse de lo visto hasta ahora en la franquicia
En contra: alguna salida de tono, y el riesgo que asume pervirtiendo los mandamientos de la saga

Calificación ****
No se la pierda

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