martes, 13 de marzo de 2018

LA CRÍTICA. Mute

Dos horas de nada
A Duncan Jones le ha venido a ocurrir con cada nuevo trabajo lo mismo que a Neil Blomkamp, si bien este último siempre ha tenido una vena mucho más comercial. Ambos comenzaron con atractivas propuestas independientes de ciencia-ficción, con tantas buenas ideas como técnica, pero se han visto incapaces de mantener el status de su ópera prima una vez la maquinaria hollywoodiense les ha fagocitado, aunque los títulos que han estrenado desde entonces no merecen en absoluto las malas valoraciones que la crítica especializada les ha dado.

“Mute” es el descenso particular de Jones a su particular infierno creativo, la confirmación de que le estamos perdiendo cada vez más dentro de los parámetros del cine mainstream. En esto sí se le puede diferenciar del responsable de “Distrito 9”. Pese a su caída en picado, este último sigue manteniendo una coherencia narrativa y visual remarcable. En el caso que nos ocupa, esto no se atisba por ningún lado.


Más allá de un simpático, desconcertante por inesperado y hasta cómico juego autorreferencial, “Mute” no ofrece nada nuevo ni se preocupa por hacerlo. Es la respuesta de Netflix a “Blade Runner 2049”, pero sin alma. Las escenas se suceden unas tras otras sin que tengas la sensación de que te estén contando nada en absoluto. Las tramas se inician y cierran sin que aporten demasiado al conjunto -¿alguien me puede explicar qué pintan los vicios ocultos de Justin Theroux en todo esto?-. Sus personajes tienen elementos característicos –un prominente mostacho, la falta de habla o un dedo, el pelo azul- sin que nada de ello tenga una verdadera razón de ser más que el resultar cool. Todo parece improvisado y banal, como surgido de la mente de su responsable conforme avanza el abultado metraje.


Y lo peor de todo, que aburre. “Mute” ofrece más de dos horas de nada, de una historia de lo más simplona pero mal contada, tratando de ser original en su concepción de los planos –juega con los planos subjetivos, con los puntos de vista de sus personajes-, pero en general haciéndote plantearte la pregunta de por qué se han tomado las decisiones que se han tomado durante su concepción. Por qué los personajes son como son, por qué ocurre lo que ocurre, por qué todo es tan aséptico y hay tan poca cohesión en su conjunto. Para hacernos una idea, poco de distinto hay entre este film y la tan cacareada “The Room”. Sólo su presupuesto, y la escasa trascendencia de la que esperemos que goce la cinta de Jones con el paso de los años.

A favor: la graciosa e inesperada auto referencia de su director
En contra: nada en ella tiene cohesión, y que aburre

Calificación *
No pierda el tiempo

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